EL ASOMBROSO CASO DE POCOSESO DE VILLAVICIOSA DE TAJUÑA, BRIHUEGA 


22/10/2024

Nunca se vio otro suceso,
ni cometer con tal tino,
en pueblo, iglesia y molino,
tres robos, estando preso…

 

Del libro Brihuega Crónica Negra, de Tomás Gismera Velasco

Pocoseso no era natural ni residente en Brihuega, a pesar de que la villa lo adoptase, sino del vecino lugar de Villaviciosa de Tajuña, donde nació en 1845, y en donde desarrolló su vida.

 

Trabajó de albañil; se casó y nacieron sus hijos, formando una familia que fue tenida, por algún tiempo, de delincuentes familiares, pues padre, madre e hijos estuvieron inmersos en numerosos procesos por hurtos, robos y delitos sin fin, sin llegar a los de la sangre.

 

Muchas son las aventuras, que se cuentan de quien fue conocido en la comarca de la Alcarria, y más allá, como el tío "Pocoseso", todo un personaje del que lo más conocido en torno a él es que escapaba de la cárcel de Brihuega para robar por la noche, y repartir el botín de lo robado con el alcaide de aquella, por la mañana.

 

El caso fue conocido como "el robo de Brihuega", y de aquellos hechos participaron, se supone, además de Gumersindo del Moral, su familia, sus amigos y, por supuesto, el alcaide de la cárcel y su segundo, Gregorio Pajares y Julián Rojo, por nombres.

 

El primer golpe, en unión, lo llevaron a cabo el 13 de agosto de 1891, en el molino de Agustín Castillo, de donde se llevaron todo lo que pudieron, regresando después a la cárcel y sus calabozos respectivos, sin levantar la mínima sospecha.

 

Su fallo, quizá, estuvo en que, envalentonados con sus hazañas trataron de asaltar, la casa de don Antonio Hernández, una institución en Brihuega y en Madrid, donde era Director de Penales, lo que hizo ocuparse del caso al propio don Alvaro de Figueroa, entonces diputado provincial en el Congreso.

 

Poniéndose todas las fuerzas de la Guardia Civil tras los pasos de los ladrones que, fueron descubiertos después de no pocas indagaciones. Siendo juzgados y condenados a distintas penas, en el mes de diciembre de ese año.

 

En 1892, mientras se encontraba cumpliendo condena por los anteriores sucesos, protagonizó una de las más espectaculares fugas de las que quedaron noticia en la villa de Brihuega, y de la que la prensa nacional se hizo eco. Claro está, se fugó en unión de su hijo Andrés, que aguardaba junto a él a que los jueces los enviasen a cumplir trabajos en cualquier penal, Doroteo se encontraba en la cárcel de Guadalajara. 

 

La noticia tan sencilla como escueta:

"Se han fugado de la cárcel de Brihuega, Gumersindo del Moral (Pocoseso) y un hijo suyo. Para conseguirlo escalaron el techo del calabozo que comunica con la escuela de niños y por una de las ventanas salieron al campo".

Gumersindo tuvo al menos otro hijo, como ya queda dicho, Doroteo, quien igualmente fue perseguido por la justicia, y anduvo preso en la cárcel de Guadalajara, por robo en la comarca de Brihuega y después por enfrentarse a la Guardia Civil. 

 

Justo es decir que Andrés, en edad de servir a la Patria, había desertado de su Regimiento, el de Infantería de Túnez 109, en el que debía de cumplir el servicio militar.

 

Será a partir de su rocambolesca fuga de la cárcel de Brihuega cuando, durante dos años, padre e hijo se dedicarán a recorrer la Alcarria, llegando hasta la Sierra, protagonizando frecuentes asaltos a arrieros y comerciantes por los caminos de Atienza, Cogolludo o Sigüenza, hasta su definitiva detención en 1894.

 

Al final solo pudieron probarle hurto de reses en las cercanías de Brihuega, nunca estuvo metido en asuntos de sangre. Gumersindo fue llevado al penal de Tarragona; su hijo Andrés al de Zaragoza del que, siguiendo la tradición familiar, escapó el 3 de febrero de 1899. Gumersindo, Pocoseso, murió en el penal el 9 de enero de 1901, a los 56 años de edad.

 

Quienes lo conocieron no dejaban de preguntarse el porqué de dedicarse a la mala vida, pues el matrimonio, llevaba una vida saneada, con buena casa en la calle del Santo, de Villaviciosa, bien amueblada; y con buenas tierras en el término. 

 

Hay quien dice que la carrera delictiva de Gumersindo comenzó en el momento en que, fallecidos sus padres, José y Petra, cuando él contaba con apenas 20 años de edad, la necesidad de tener que sacar adelante a sus hermanos… Quizá por ello lo apodaron "Pocoseso", y lo hizo andar, como tantos otros, en coplas y romances de ciego, y sus hazañas se cantaron en plazas, fuentes y lavaderos.

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