FLORACIÓN DE LA LAVANDA BRIHUEGA 2024, EL AYUNTAMIENTO YA HA PUBLICADO EL PROGRAMA DE ESTE AÑO


20/06/2024

El ayuntamiento de Brihuega ya ha publicado el programa de La Floración de la Lavanda 2024, un programa repleto de actividades, que podéis descargar en: www.brihuega.es


Todo empezó cuando Álvaro Mayoral vecino de Barriopedro, pasaba temporadas en Francia. Su hermana Carmen vivía en el departamento de los Alpes-Alta Provenza y ello le permitía pasar los veranos en aquellos preciosos parajes, buscando un dinero extra y perfeccionando su francés. Un día cerca del pueblo de Puimoisson y después de subir una cuesta con sinuosas curvas, apareció de repente ante sus ojos unos formidables campos de lavanda. Este fue el inicio de la Historia de los campos de Lavanda de Brihuega.  


Era la primera vez en su vida que Álvaro Mayoral veía un espectáculo como ese. Paró el camión para poder observar con mayor detenimiento. Una alfombra morada se perdía en el infinito y un aroma lo envolvía en un perfume que nunca más olvidaría. Cuando reanudó la marcha se fue convencido de que intentaría replicar aquella maravilla en España.  


En el viaje de vuelta, el 8 de septiembre de 1963, se trajo una maleta con 30 plantas de lavandín, una planta híbrida producto de la mezcla entre el espliego y la lavanda, que le había entregado Madame Brunnel de su vivero. Tras 40 horas de viaje en tren y con temperaturas que rondaban los 38 grados, las plantas no soportaron el largo trayecto. Álvaro hizo lo imposible para reanimarlas cuando llegó a Barriopedro, su pueblo. 


Los lavandines se secaron, pero no cejó en su empeño de conseguir ver los lavandines en los campos de su querida Alcarria. Decidió escribir a Madame Brunnel y pedirle que le enviara semilla y plantas de lavandín a lo que ella respondió positivamente días más tarde. Álvaro no cabía en sí de felicidad.   


Aquel fue el inicio inequívoco del nacimiento de los campos de lavanda en la zona centro de España. Resultó ser que el terreno y climatología eran los elementos idóneos para que florecieran. De eso ya hace más de sesenta años y los descendientes de Álvaro Mayoral, pueden disfrutar de los también descendientes de sus queridos esquejes.  


Costó mucho esfuerzo convencer a los agricultores para que sustituyeran sus cultivos de cereal y legumbres (que les servían de alimento), por otro del que nada conocían. Álvaro seguía con su sueño desde que vio por primera vez aquellos maravillosos campos de lavanda en la Provenza y con sus propias manos y la ayuda de su hermano Ángel, plantaron las 100 plantas de lavanda recibidas en octubre de 1963. 

De esas 100 «agarraron» 60, pero las semillas no fructificaron. Otras 100 plantas que le trajo un colega de Francia fueron plantadas en un terreno cercano a Barriopedro. La suerte hizo que aquel mes de septiembre trajera muchas lluvias y las plantas aguantaron, y fuera el inicio de los campos de lavanda actuales. 


Hoy en día, después de la primavera, el mes de julio es fiesta grande en Brihuega: engalana sus calles y el color violeta invade todas sus plazas y rincones.

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