Surcar los cielos de Brihuega en un globo aerostático es una experiencia que transforma la percepción de este histórico municipio al adentrarse en un mundo de paisajes cautivadores y estructuras que cuentan siglos de historia. 

Nuestro viaje comienza al norte del municipio, una zona que nos introduce al barranco de Valdeatienza, una abertura natural que nos conecta con la esencia de la tierra briocense.

El viento nos lleva hacia el Parque de María Cristina, donde al fondo se nos revelan los primeros vestigios de la antigua muralla árabe, silenciosa testigo de los avatares del tiempo, justo a su lado, se alza la puerta de la Cadena, también conocida como la puerta de Valdeatienza, un acceso histórico que ha visto pasar generaciones de briocenses y viajeros.

Mientras el globo se desplaza con el viento, a nuestra izquierda aparece un edificio imponente que los más mayores del lugar recuerdan como “la redonda” por su peculiar forma circular: la antigua Fábrica de Paños. 

Este edificio, ahora reconvertido en un hotel de lujo, pero no propiamente restaurado, guarda en su esencia la memoria de tiempos industriales, muy cerca de allí, se alza la iglesia de San Felipe, una joya arquitectónica que se distingue por su carácter solemne.

Siguiendo nuestro recorrido hacia el sur, sobrevolamos la emblemática calle de las Armas, desde donde se vislumbra a lo lejos el resto de las murallas, pronto se nos aparece la iglesia de San Simón, que ha sido, esta sí, restaurada recientemente, devolviéndole todo su esplendor. 

Aunque desde el aire no podemos divisarlas, sabemos que bajo la plaza del Coso se ocultan unas misteriosas cuevas árabes, de los siglos X y XI legado del pasado musulmán de Brihuega, al lado de las fuentes del Coso apreciamos la antigua cárcel hoy reconvertida en oficina de turismo.

En la lejanía, la silueta de la Iglesia de San Miguel se recorta contra el horizonte, marcando casi el final de nuestro trayecto aéreo y justo al borde del valle del Tajuña, se extiende el sereno Prado de Santa María, acompañado de su iglesia homónima, ambos custodiados por la imponente figura del Castillo de la Piedra Bermeja, que guarda en su interior un cementerio lleno de historias y recuerdos. 

Por el Arco de la Guía se accede al entorno del Castillo y podremos ver el Convento de San José que alberga el Museo de la Historia de Brihuega, y no muy lejos el imponente Arco de Cozagón, llamado antiguamente, puerta de Toledo.

Finalmente, con una hábil maniobra, el globo desciende lentamente y aterriza en el ruedo de la plaza de toros la Muralla, poniendo fin a esta travesía que nos ha permitido descubrir, desde una perspectiva única, la esencia y el alma de Brihuega. Un viaje que no solo nos acerca a sus paisajes, sino también a la rica historia que late en cada rincón de este municipio alcarreño.