Y es que la leyenda cuenta...
"En la antigua España árabe, en la época de la reconquista, un noble árabe vivía cerca de este enclave de Cívica. Poseía grandes riquezas, pero su bien más preciado era su hija, una joven admirada por su gran belleza. 

No se sabe bien cómo, pero la muchacha conoció a un joven noble cristiano y ambos se enamoraron perdidamente el uno del otro. Durante un tiempo, consiguieron esquivar las miradas indiscretas y se reunían en secreto sin que nadie lo supiera.

Pero aquellos encuentros no podían durar eternamente. El noble árabe lo descubrió y lleno de ira prohibió a su hija que volviese a ver jamás al joven caballero.

Pero, llena de amor, la joven desobedeció a su padre, y volvió a reunirse con su amante. Al enterarse el padre, y tras la negación de su hija de casarse con nadie más que con la persona a la que realmente amaba, su padre decidió encerrarla de por vida en una remota cueva, en el paraje de Cívica, cuya ubicación solo él conocía.

El joven caballero desesperado, la buscó sin descanso, pero jamás logró encontrarla y ella terminó muriendo llena de dolor y de pena.

Ahora, hoy en día, algunos dicen que si escuchas atentamente es posible que se escuchen sus lamentos y llantos mezclados con el sonido del agua al caer, de aquella catarata que cubre la entrada a la Cueva de la Mora, en Cívica.

 Y otros, sin embargo, también afirman que la joven aparece a veces en las cercanías de la cueva esperando la llegada de su amor perdido, de su joven caballero cristiano".