Situada en la emblemática Plaza del Coso, la Real Cárcel de Carlos III se erige como uno de los edificios más icónicos del municipio de Brihuega, este histórico inmueble, construido en 1781 bajo el reinado de Carlos III, fue creado con el propósito de sustituir la antigua cárcel levantada por orden de Felipe II en el siglo XVI.
Se encargó la obra y planos a un maestro arquitecto que residía en el mismo Brihuega, Feliciano de la Yzeguilla se llamaba. Pero enviado el proyecto realizado por este a ser informado por don Ventura Rodríguez, el famosísimo arquitecto de la corte de Carlos III este no la consideró bella o útil, y la calificó de «obra desarreglada, fuera de arte y de toda razón».
Y el mismo Ventura Rodríguez elaboró nuevo proyecto, por valor de 54.000 reales. Esto le pareció muy caro a los gobernantes, quien la puso en subasta, y al fin la remató en 34.000 reales, a favor del maestro Benito Fernández, vecino de Madrid. Este comenzó la obra y enseguida la paró cobró dos tercios del presupuesto, y no volvió a aparecer por Brihuega.
Se le apremió, se le llevó a tribunales, se le embargó, y finalmente, tras los retrasos correspondientes, se entregó la obra, apenas comenzada al primer maestro briocense, Feliciano de la Yzeguilla, quien en poco tiempo, terminó la obra a gusto de todos. Era el 27 de noviembre de 1781.
Durante sus primeros años, la Real Cárcel cumplió con su propósito original. Sin embargo, con el tiempo, el edificio adquirió nuevos usos que contribuyeron a su preservación, tras haber dejado de funcionar como prisión, la Real Cárcel fue utilizada como escuela y posteriormente como academia de música, lo que evidencia su adaptación a las necesidades culturales y educativas del municipio briocense.
En 1984, en un intento por revitalizar el espacio, se acometió una importante reforma en el interior del edificio, esta restauración tuvo como principal objetivo la adecuación del lugar para convertirlo en la biblioteca municipal, lo que permitió que la Real Cárcel mantuviera un rol activo en la vida cotidiana de Brihuega.
Esta adaptación para el fomento de la cultura reafirmó su valor patrimonial, y hoy en día sigue siendo un punto neurálgico en la vida del municipio.
En la actualidad, el edificio alberga la Oficina de Turismo de Brihuega, convirtiéndose en un espacio de bienvenida para los visitantes que desean descubrir la rica historia y los encantos del municipio.
Además, la segunda planta del edificio ha sido dedicada al Centro de Documentación Histórica del Archivo de Brihuega, un espacio fundamental para la conservación de la memoria documental de la villa, permitiendo el acceso a archivos que recogen siglos de historia local.
Este doble uso del edificio, como centro de información turística y como archivo histórico, convierte a la Real Cárcel de Carlos III en un símbolo de la capacidad de Brihuega para preservar su patrimonio histórico y al mismo tiempo adaptarse a las necesidades contemporáneas. A lo largo de los años, ha sido testigo y protagonista de múltiples transformaciones, lo que la sitúa como un referente del legado cultural de la localidad.
La Real Cárcel no es solo un vestigio arquitectónico; es una ventana al pasado que se ha integrado perfectamente en el presente, sirviendo como un faro cultural que conecta a los briocenses con su historia y ofrece a los visitantes una puerta de entrada a la rica tradición de Brihuega.
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