Sebastián Durón Picazo (1660-1716), compositor nacido en Brihuega, se erige como una de las figuras más destacadas de la música barroca española, especialmente reconocido por su aportación a la música escénica.
Bautizado el 19 de abril de 1660, su familia estaba profundamente vinculada al ámbito musical, como lo demuestra su hermano Diego Durón, maestro de capilla de la Catedral de Las Palmas durante más de cinco décadas.
Sebastián Durón falleció en Cambo les Bains, pequeño pueblo del sur de Francia, el 3 de agosto de 1716.
Formación y primeros pasos en Zaragoza y Sevilla
La primera referencia documentada de la actividad musical de Sebastián Durón data de 1679 en Zaragoza, donde trabajó como ayudante de Andrés de Sola, maestro de capilla de la Catedral.
En 1680, con solo 20 años, Durón logró obtener el puesto de organista segundo de la Catedral de Sevilla tras una oposición celebrada el 18 de marzo. Su éxito evidencia la sólida preparación adquirida bajo la tutela de Sola.
Trayectoria en ascenso: Del Burgo de Osma a la Real Capilla
En años posteriores, Durón continuó su carrera como organista principal en la Catedral del Burgo de Osma, consolidando su reputación como músico versátil
.
En 1691, fue nombrado organista de la Real Capilla en Madrid, un reconocimiento que marcó el punto culminante de su trayectoria profesional.
No obstante, su alineamiento político con los Austrias durante la Guerra de Sucesión Española le costó caro.
En 1706, tras la entrada de los partidarios del archiduque Carlos en Madrid, Durón se exilió en Francia, donde continuó componiendo hasta su fallecimiento en Cambo-les-Bains el 3 de agosto de 1716.
Obra y legado
La producción musical de Sebastián Durón es extensa y variada, abarcando desde la música religiosa hasta la escénica. Entre sus zarzuelas más destacadas se encuentran Apolo y Dafne (con libreto de Juan de Benavides),
Una reciente incorporación a su catálogo es el manuscrito de Veneno es de amor la envidia, estrenada en el Teatro de la Cruz de Madrid en 1711. Su ópera escénica La Guerra de los Gigantes y la zarzuela Selva encantada de amor completan una producción que ilustra su versatilidad y genialidad.
Sebastián Durón Picazo no solo encarna la riqueza del Barroco español, sino que también evidencia la capacidad de un pequeño pueblo como Brihuega para dar al mundo una figura cuya obra trasciende el tiempo y las fronteras.
Su música sigue siendo una ventana al esplendor del Barroco, recordándonos el poder transformador del arte incluso en tiempos de conflicto y exilio.
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