El ambicioso proyecto del Pabellón Polivalente de Brihuega, que comenzó su construcción a principios del año pasado, se ha convertido en una obra estancada y rodeada de incertidumbre.
Las obras, que inicialmente fueron concebidas para dinamizar la vida cultural y asociativa del municipio, permanecen detenidas desde hace varios meses sin ninguna comunicación oficial que explique las razones de la paralización.
Este silencio tanto por parte del equipo de Gobierno del Ayuntamiento como de la oposición ha levantado preocupación y dudas entre los vecinos de Brihuega, quienes empiezan a comparar la obra con el “Escorial municipal", en alusión al histórico monumento famoso por sus complejidades constructivas.
El contrato para la construcción del pabellón fue firmado por un valor de 444.645,74 euros, a los que se sumaron 200.000 euros provenientes de una subvención de la Diputación Provincial de Guadalajara, elevando el presupuesto total a 644.645 euros.
Sin embargo, el coste final del proyecto parece estar en el aire, ya que desde Plataforma Brihuega, manifestamos el temor de que la solución a los problemas que enfrenta la construcción podría implicar un incremento de este presupuesto inicial, que ya de por sí generó expectativas en el municipio.
El objetivo de la nueva infraestructura era dotar al municipio de un espacio que sirviera para la celebración de eventos culturales y de ocio, un recurso que, en palabras del alcalde de Brihuega, fue "pensado para dar cobertura al tejido asociativo de Brihuega, dinamizar la cultura y el ocio para todas las edades y colectivos”.
De acuerdo con el plan inicial, la instalación tendría una utilidad comarcal, proporcionando un punto de encuentro para las diversas asociaciones del municipio y fomentando una oferta cultural y recreativa ampliada.
A pesar de las buenas intenciones y la clara visión para el futuro, el estancamiento de la obra ha puesto de relieve la falta de transparencia y la escasa información proporcionada a los ciudadanos, quienes exigen respuestas sobre las razones de esta parálisis y el futuro del pabellón.
Ante la falta de explicaciones oficiales, aumenta la especulación sobre los problemas técnicos, financieros o administrativos que podrían estar obstaculizando el progreso del proyecto.
El “pequeño Escorial” de Brihuega sigue siendo de momento, un reto sin resolver, los vecinos, y en particular los miembros de las asociaciones locales, esperan que pronto se despejen las dudas sobre la continuación de esta obra que prometía ser un importante avance para el municipio.
Mientras tanto, el silencio institucional deja a la ciudadanía en una posición de incertidumbre, esperando que sus representantes den un paso adelante para esclarecer la situación y garantizar la finalización de un proyecto que se dijo que era de mucho valor para Brihuega y su entorno.
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