Hablar de Brihuega es hablar de historia, patrimonio, naturaleza, gastronomía, toros y lavanda. Además de atesorar magníficos edificios civiles y religiosos que hicieron merecedora a la Villa de la declaración de Conjunto Histórico Artístico el 12 de junio de 1973, su subsuelo esconde un ‘secreto’. 

Brihuega, conocida por su historia, patrimonio y naturaleza, guarda un fascinante secreto en su subsuelo: un laberinto de túneles y galerías de más de ocho kilómetros de longitud, que constituyen una de las principales atracciones turísticas de la localidad. 

Estas Cuevas Árabes fueron construidas por los musulmanes entre los siglos X y XI y ampliadas hasta hace pocas décadas. Aunque solo se puede acceder a una pequeña parte, de unos 700 metros, durante la visita los turistas pueden explorar espacios con arcos, cruces, escaleras y oquedades, con una galería final con arcos apuntados de gran valor arquitectónico.

Históricamente, las cuevas sirvieron como escondite, vía de escape y refugio, especialmente durante los asedios sufridos por Brihuega, como los de los almohades, las tropas de Felipe V o en la Guerra Civil española. En tiempos de paz, se usaron como almacenes de víveres debido a su temperatura constante de 12ºC, ideal para conservar productos como vino y aceite.

A pesar de que el conjunto de cuevas supera los ocho kilómetros, solo 700 metros han sido acondicionados y señalizados para su visita. El recorrido, que dura entre 10 y 15 minutos, incluye un terreno húmedo, por lo que se recomienda un buen calzado. 

Las visitas son guiadas y, aunque no es fácil perderse, los pasadizos se bifurcan constantemente, lo que puede desorientar a algunos.  Las visitas se realizan de durante toda la semana, hasta los domingos por la mañana. 

Es una oportunidad única para descubrir los secretos subterráneos de Brihuega y hacer un interesante viaje al pasado, donde es posible encontrar animales típicos de las cuevas, como los murciélagos.