En el corazón de la Alcarria de Brihuega, un conjunto de construcciones tradicionales, enigmáticas y de gran valor histórico, ha quedado a menudo relegado al olvido.
Son las casi desaparecidas chozas de piedra, pequeños refugios que, más allá de ser simples construcciones rurales, encierran siglos de historia, usos y costumbres que marcaron la vida de los agricultores y ganaderos de la zona.
Estas chozas, de origen ancestral, tienen una antigüedad que podría remontarse a tiempos medievales, cuando los habitantes de la comarca dependían de la agricultura y la ganadería para sobrevivir. Están construidas a base de piedra seca, sin ningún tipo de mortero, siguiendo la tradición local de la construcción popular, característica de la Alcarria.
Cada una de estas estructuras está diseñada con un techo cónico de piedra, a menudo cubierto por una capa de tierra, lo que les otorga un gran aislamiento térmico. Estas construcciones servían tanto para resguardar las herramientas de los agricultores como para refugiar a los ganaderos o campesinos que trabajaban al aire libre, protegiéndolos de las inclemencias del clima, especialmente de las intensas lluvias o el frío invierno.
A lo largo de los siglos, las chozas de piedra han sido testigos del devenir de la vida rural en Brihuega. En su interior, además de las herramientas agrícolas, se guardaban víveres y utensilios para el trabajo cotidiano, siendo un refugio tanto físico como simbólico para los habitantes del municipio.
Con el tiempo, muchos de estos pequeñas chozas cayeron en el abandono, sin embargo, algunos aún se conservan, a pesar de la erosión del tiempo y la falta de mantenimiento.
En cuanto a su protección, las chozas de piedra de la Alcarria de Brihuega están reconocidas como parte del patrimonio cultural y etnológico de Castilla-La Mancha. Si bien no todas gozan del mismo nivel de protección, la Consejería de Cultura, en colaboración con los municipios, ha implementado medidas para conservar y valorar estos elementos del patrimonio arquitectónico popular.
En algunos casos, las chozas han sido declaradas Bien de Interés Cultural (BIC), lo que asegura su preservación frente a la especulación urbanística o el deterioro irreparable.
En resumen, las chozas de piedra de Brihuega representan un patrimonio histórico invaluable que refleja el esfuerzo, la resistencia y el ingenio de generaciones pasadas. Son testigos silenciosos de una forma de vida que, aunque ya perdida, aún forma parte de la identidad y el legado de la Alcarria.
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