El acomodamiento político es un fenómeno que ocurre cuando un político permanece muchos años en el poder, lo que puede generar una desconexión con la ciudadanía y sus necesidades. Esta falta de renovación y empatía con la comunidad puede tener consecuencias negativas para el bienestar social y su desarrollo.

Cuando un político ocupa un cargo por varios períodos consecutivos, puede caer en la tentación de priorizar su permanencia en el poder sobre las necesidades cambiantes de la sociedad. Esto genera conformismo y reduce la innovación en las políticas públicas, los discursos se vuelven repetitivos y la capacidad de autocrítica disminuye.

En democracias saludables, los políticos deben rendir cuentas a los ciudadanos. Sin embargo, cuando un político se siente intocable debido a su longevidad en el cargo, puede despreciar este proceso, generando opacidad y falta de transparencia.

Esto puede llevar a la consolidación de prácticas clientelistas, donde se conceden favores en lugar de implementar políticas públicas estructurales que promuevan el bienestar colectivo.

La alternancia de poder y el respeto a la diversidad de opiniones son esenciales para una democracia funcional y sana. Cuando un político se queda demasiado tiempo en el cargo, se reduce la posibilidad de alternativas políticas y se margina a las voces disidentes. Esto puede normalizar el autoritarismo y debilitar el debate público.

La renovación política es clave para evitar el acomodamiento. Es necesario promover nuevos liderazgos y fortalecer los mecanismos democráticos, como limitar en años la reelección y reforzar las normas que fomenten la renovación. Los votantes deben exigir propuestas innovadoras y políticas auténticas centradas en los problemas reales de la sociedad.

El acomodamiento político no es solo un problema de gestión, podría derivar en una amenaza para la justicia social y el bienestar colectivo. Es responsabilidad de los ciudadanos y las instituciones garantizar que los políticos mantengan su compromiso con las necesidades reales de la población y evitar que el poder se convierta en una herramienta para la permanencia personal.